El vuelo de Air Asia que nos traslado desde Cebú-Mactán hasta Singapur, lo hizo en tiempo, las formas son otra cosa. Asientos con escaso espacio entre filas, ausencia de un pequeño refrigerio para las tres horas y media de vuelo. Eso sí, te sirven lo que tú queras si lo pagas y, además, promocionan productos y fomentan la venta de objetos, muñecos y emblemas de la compañía. Un marketing que podrían ahorrarse. En fin, los vuelos de bajo coste tienen estos inconvenientes.
Singapur nos recibió con la noche ya iniciada, con el resplandor de su iluminación nocturna, con sus barcos en la bahía relucientes y con una temperatura para curar una pulmonía. Singapur nos recibió con una pulcritud insultante, con una atención aprendida en los mejores colegios ingleses y con un orden en las cosas y en los comportamientos insuperable.
Chinatown
Elegimos Chinatown como nuestra primera toma de contacto con la ciudad. Singapur es multirracial, una ciudad abierta y educada ( se multa con 1000 dólares tirar un papel al suelo, no se permite comer o beber en la calle, tampoco comer chicle, y mucho menos tirarlo al suelo, no se le da de comer a los pájaros...). En Singapur se conduce por la izquierda y los coches tienen el volante a la derecha.
Chinatown es un barrio comercial, igual que Litle India. Pequeños negocios se reparten un espacio dedicado a la venta de tejidos, cerámica, ropa y mil enseres turísticos.
Al fondo de esa calle se encuentra el templo hindú de Mariamman. No es extraño coincidir con alguna ceremonia religiosa de ofrenda a los dioses.
Templo hindú de Mariamman
Singapur es una ciudad estado, respetuosa con el medio ambiente. Las bloques de viviendas parecen salir desde dentro de un jardín inmenso. La ciudad es como un jardín continuo y, de entre ellos, destacamos el Jardín Botánico. Plantas y animales conviven en un espacio que ocupa dos kilómetros de largo por quinientos metros de ancho. Lagos, vegetación exuberante propia de un clima lluvioso y, dentro de él, el jardín de las orquídeas, una maravilla que cuesta describir con palabras. La entrada al botánico es gratuita y para ver las orquídeas cobran a los jubilados un dólar.
Chinatown es un barrio comercial, igual que Litle India. Pequeños negocios se reparten un espacio dedicado a la venta de tejidos, cerámica, ropa y mil enseres turísticos.
Al fondo de esa calle se encuentra el templo hindú de Mariamman. No es extraño coincidir con alguna ceremonia religiosa de ofrenda a los dioses.
Templo hindú de Mariamman
Singapur es una ciudad estado, respetuosa con el medio ambiente. Las bloques de viviendas parecen salir desde dentro de un jardín inmenso. La ciudad es como un jardín continuo y, de entre ellos, destacamos el Jardín Botánico. Plantas y animales conviven en un espacio que ocupa dos kilómetros de largo por quinientos metros de ancho. Lagos, vegetación exuberante propia de un clima lluvioso y, dentro de él, el jardín de las orquídeas, una maravilla que cuesta describir con palabras. La entrada al botánico es gratuita y para ver las orquídeas cobran a los jubilados un dólar.
Jardín botánico
Orquídeas
Otra de las joyas de Singapur es la zona sur situada junto al puerto. Rascacielos de cristal hormigón e hierro compiten en belleza y altura y, de entre ellos, el Marina Bay Sands una maravilla de arquitectura, tres torres independientes de 55 pisos conectadas por una plataforma superior a modo de terraza de 340 metros de larga construida a 200 metros de altura. En sus más de diez mil metros cuadrados se encuentran un mirador, un restaurante, un enorme jardín con cesped y árboles, una enorme piscina de 150 metros de larga...
Marina Bay Sands
Garden by bay
Invernaderos
Museo de arte y ciencia