domingo, 18 de marzo de 2018

Etapa 5. Pinatubo

Etapa 5. Pinatubo

      Salimos de Vigán rumbo sur por la carretera conocida como MacArthur Highway. Santa María, S. Esteban, Santiago de Ilocos, Santa Lucía, S. Fernando, todo un rosario de ciudades hispanas que jalonan la ruta. Es también un recorrido lento y cansino. El intenso tráfico se ve acompañado de un rosario casi interminable de triciclos ruidosos. Pareciera que todos los filipinos van en triciclo. Sin ánimo de ofender, en Filipinas llama mucho la atención del viajero este vehículo motorizado con sidecar y la chancla. Todo el mundo va en chanclas, incluidos los trabajadores de obras públicas. El pico y la pala y las chanclas aquí si casan. Las usan indistintamente hombres y mujeres, niños y ancianos. Las zapaterías aquí parecen un negocio ruinoso.
El terreno que atravesamos es llano, fértil y costero. Es también una zona agrícola donde triunfa el arroz y los maizales. Extensos arrozales se extienden a ambos lados de la carretera.


El objetivo de esta ruta que nos hemos trazado es la localidad de Capas, al norte de Ángeles, ciudad famosa entre otros menesteres por haber acogido la  base norteamericana de Clark. Hoy es un aeropuerto filipino utilizado por las fuerzas aéreas de este país.
Capas es además el punto de partida de los tours organizados al volcán Pinatubo. Nosotros, muy atrevidos, decidimos avanzar un poco más y buscamos el amparo de la localidad de Santa Juliana, una pequeña aldea que también sirve de trampolín hacia el volcán. 
La aventura desde aquí se inicia a las 6,30 horas de la mañana. El recorrido en 4x4 es el único posible por un valle de inundación tapizado de gravas y arenas volcánicas y atravesado por mil y un regatos y arroyos que se deslizan pendiente abajo por las laderas del volcán.



Son unos 30 kilómetros que discurren por una amplísimo llanura en ascenso permanente. Más de un kilómetro de llanura fluvial flanqueada por paredes de gravas, arenas y cenizas que con el pasar de la distancia se estrechan hasta impedir el avance los los coches.



Es el momento de poner pie a tierra y avanzar por un  estrecho camino surcado por pequeños cursos de agua que bajan pendiente abajo desde la cumbre. Estos tres últimos kilómetros de camino ascendente se hacen de manera poco exigente.


La recompensa es la llegada al cráter del volcán, un lago de unos dos kilómetros de diámetro que ocultan la boca de la bestia.
En 1991 se registró la última erupción de este estratovolcán que, en la actualidad se eleva por encina de los 1400 metros sobre el nivel del mar.







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